“Apenas expresamos algo lo empobrecemos singularmente. Creemos que nos hemos sumergido en las profundidades de los abismos y cuando volvemos a la superficie la gota de agua que pende de la pálida punta de nuestros dedos ya no se parece al mar del que procede. Creemos que hemos descubierto en una gruta maravillosos tesoros y cuando volvemos a la luz del día sólo traemos con nosotros piedras falsas y trozos de vidrio; y sin embargo en las tinieblas relumbra aún, inmutable, el tesoro.” Maurice Maeterlinck.
¿Está la humana condición de ser pensante relacionada con la aflicción? La melancolía es un estado muy particular de ensimismamiento que no tiene que ver con la depresión. Es una tristeza sin fundamento, sin razón de ser, relacionada con el temperamento romántico y con la disposición a un tipo de contemplación que, en su movimiento, similar al movimiento amoroso, se debate en su propia contradicción.
¿Es el ejercicio de la conciencia una posible razón para la tristeza del pensamiento?, ¿es éste una razón del fundamento melancólico de nuestra existencia? La naturaleza falible de nuestro conocimiento, la certeza de nuestra mortalidad, única verdad que nos recuerda la soledad en la que, finalmente, habita nuestra conciencia y el vértigo que produce lo perecedero, entre otras cosas, promueven que una personalidad devenga melancólica.
¿Se puede curar la melancolía? Al ser un estado relacionado con la conciencia y la sensibilidad individual, como tal, no puede curarse. Sin embargo, es posible encaminarla a fin de no padecer una crisis que lleve a tocar fondo. El carácter melancólico no es una enfermedad, pero puede conducir a posturas extremas y acabar en una patología propia de un chiflado. La melancolía, bien encauzada, puede verse como una condición que estimule el sentimiento de lo sublime. [+]